Des-motivaciones

Una vez alguien dijo que somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos. Yo lo creo. Pero yo amaba a la música y ésta, por primera vez en mi vida, me dio la espalda en el momento clave. Cuando más la necesitaba, cuando todo dependía de ella. Los nervios sobornaron a mi bella, mi dulce y gloriosa música, que me abandonó dejando así unas manos temblorosas junto a unos labios asustados, aferrándose al esfuerdo de articular una simple nota.
Otro personaje, en cambio, objetó con otra verdad; Nunca nos engañan, nos engañamos nosotros mismos. También lo creo. Quizá si me hubiese creido realmente capaz, habría llegado a mi meta, ahora solo queda seguir recogiendo miguitas del camino dejando atrás lo que ya es pasado.